La untuosidad cargada de amor, colgada en una marquesina de un vidrio barato y angelical, expuesta para todos los públicos hace estar
entretenida a la pulcritud de las mentes sabias desconectadas como el aceite del
agua en la entropía cuántica, con alma y sin guillotinas entubamos el largo
recorrido de este cordón umbilical, grandiosa y moldeada.. vagamente radical, a
contracorriente de la termodinámica prefiere diluirse en un cuadro sin
caballete, en algún desván a espaldas de dorian.. hecha humo, vuelve de
nuevo al cigarro, y me suelta algo acerca de que olvida o calla con cada
calada..