De la sal a la vida, de un razonar, pero sin tiempo... uno
que lo adivina al mencionar, como un tortuoso estertor, a un club de luchadores
que fueron soldados de porcelana encima de una mesa victoriana y derrotada.. que
vestida de la sombra que proyecta la ventana con luz tenue de luna blanquecina
hace embellecer cualquier caricatura que de sus finos dedos salga y se clave en
el corazón que con sincronía estremece
incluso al alma.